domingo, 27 de junio de 2010

la frase para el bronce

La frase del bronce después de 3 horas conversando con mi papá una noche de muchas dudas, de muchas incertitudes.

el tema son los otros... esos que sabemos que la felicidad no es un estadio que nos espera con su jolgorio de gloria y plenitud, y por el que viajamos miles de kilómetros pasando hambre, sed y sacrificios... la felicidad es apenas el viaje, intenso y vital de buscar algo que ya sabemos que está solo en nuestro mundo interior, no está en ese otro ni en esa otra, apenas en mí mismo... la felicidad es estar en paz consigo mismo...

Si mi papá fuera canción seguramente sería una canción de Silvio Rodríguez o alguna de Victor Jara..
aquí les dejo las Mariposas, que me recuerdan la época donde la trova era mi canción de cuna.

domingo, 20 de junio de 2010

El primer regreso y el fin

Volví a mis tierras y estuve unos meses sin Grancorazón. Tuve que volver a mi escuela, reencontrarme con Punkmuchotiempo lo cual fue una tortura diaria porque además a partir de ese año ibamos a ser compañeros por los cursos que me faltaban.

Mi regreso fue una tortura con todas sus letras, porque no quería estar ahí, me sentía obligada a volver, sentía que tenía que vivir otras cosas, y estar ahí era de una cierta manera retroceder. Me costó mucho readaptarme a mis nuevos compañeros, a mi nueva vida. Ya no tenía mi espacio en ninguna parte, ni en la política universitaria, ni con mis amigos... La bienvenida desagradable comenzó cuando empecé a toparme con cada una de las conquistas de Punkmuchotiempo, conquistas que sabían quien era yo y el espacio que ocupaba en su vida.

Finalmente Grancorazón llegó a mi ciudad, pero tampoco las cosas fueron fáciles. Vivíamos bajo el mismo techo y las convivencia no era evidente. A Grancorazón le costó mucho hacerse un espacio ahí, encontrarse un buen trabajo y tener su propia vida. Todas esas cosas fueron minando nuestra relación, pero a pesar de eso no nos dimos por vencidos. El volvió a Francia a terminar su carrera, yo lo fui a ver de vuelta. El volvió de nuevo, hicimos muchos viajes, recorrimos Sudamérica, recorrimos muchas ciudades europeas, fuimos a miles de conciertos, leímos muchos libros, fuimos a muchas exposiciones, aprendimos muchísimas cosas juntos.

Creo que hicimos tantas cosas juntos que ya no sé que podría hacer de diferente con otra persona nueva. Pero con Grancorazón el amor se fue agotando. Vivíamos juntos, pero estábamos solos el uno con el otro. En un momento dado, sentí que mi vida se había detenido, que se me acababa el aire, que necesitaba vivir otra vida, que me estaba pudriendo. No sé como pasó todo esto, nunca lo entendí muy bien. Al mismo tiempo, Grancorazón me quería como quizás nadie me querrá nunca, me quería hasta el cansancio, hacía todo por mí, hasta lo que no le había pedido.

A veces pensaba que necesitábamos vivir cada uno por su lado, pero al mismo tiempo lo necesitaba como a mi propia vida. Para mí Grancorazón lo representaba todo o casi todo, quizás ese fue el problema de todo. Que empezó a ser todas las personas en una. Grancorazón tenía todo lo que yo no había tenido, una familia feliz unida y cercana. Por eso, su familia se volvió también mi familia. En esa simbiosis empezamos a olvidarnos, a olvidar donde se acababan los límites de nuestras vidas.

Y en un momento tenía que ocurrir, teníamos que recuperar nuestras vidas y volvernos independientes, porque yo estaba demasiado llena de sueños y Grancorazón tenía los pies demasiado puestos en la tierra. Lamentablemente  en el momento que me di cuenta de todo eso fue demasiado tarde para salir ilesos y el terremoto venía en camino... nadie hizo nada para detenerlo.


Y tal vez Regina Spektor explica nuestra historia,
el problema de las historias que parecen perfectas...

La historia de Grancorazón

Bueno, finalmente me lanzo a escribir esta historia que hace mucho que tenía pendiente. A ver si luego de contarla puedo dar vuelta la página porque estaba transformando en un muro infranqueable que aunque tratara de evitar pasando por el lado haciéndome la idiota, la historia seguirá ahí y no se irá nunca porque es parte de mi vida. Además es muy grande para cerrar los ojos y mientras más lo niege más grande va a transformarse.

La historia de Grancorazón comenzó en un año convulsionado por manifestaciones estudiantiles, los periodistas llamaban a estas manifestaciones el nuevo mayo francés. Yo estaba de intercambio en París y junto a mis amigos no dejamos pasar la oportunidad de protestar en las calles parisinas y de paso participar en los debates de nuestra Universidad. Un día los estudiantes más extremistas decidieron ocupar la escuela durante una noche de manera simbólica, para demostrar que esta escuela tradicionalmente de derecha y de la élite francesa, sí estaba apoyando al resto del movimiento y a las universidades que llevaban meses paradas.

Esa noche de ocupación nocturna junto a Oliver y Xavi nos fuimos a dormir a la universidad, esa noche también conocí a Grancorazón. De inmediato supe que sería alguien especial, quizás porque teníamos muchas cosas en común, quizás porque era la persona que había querido conocer hace mucho tiempo, no lo sé, no podría decirlo.

Grancorazón había vivido en mi ciudad justo un año antes, amaba mi cultura, y a pesar de que era francés hablaba perfecto español. Grancorazón era muy alto, guapo, miraba a los ojos y me hacía sentir como si nadie más existiera en el mundo, además era todo lo contrario al francés  demasiado formal que abundaba en mi escuela... le gustaba tocar bongó, amaba el The Clinic (períodico chileno), le gustaba Inti Illimani, Brassens y Bob Dylan, amaba las montañas y por sobre todo la Cordillera de los Andes, le gustaba mucho escalar, cocinar, leer libros de historia y todos los diarios que pasaran por sus manos.

Las cosas entre nosotros se dieron fácilmente porque teníamos muchos amigos en común, de hecho todas sus amigas estaban enamoradas de mis amigos latinos o españoles mientras que a los franceses que adoraban latinoamérica les gustaba yo... Poco después de mi cumpleaños empezamos a salir y rápidamente supimos que esto iba a ser importante, iba a ser MUY importante.

Con rapidez su casa se transformó en mi casa y viceversa. Mis colocs (roomates) se transformaron en sus colocs y Grancorazón pasó a ocupar un inmenso espacio en mi vida.
Los meses pasaron y el año académico se acababa, yo había planeado un viaje a España para visitar a mis amigos que no vería hasta próximo aviso y luego tenía que volver a mi país, para terminar lo que alguna vez había empezado.

Si alguna vez viví una historia de amor en mi vida, esa fue con Grancorazón en París... porque para él la distancia nunca fue un problema y nunca se cuestionó si debía o no partir para volver a verme. Para él siempre fue evidente que teníamos que estar juntos y aunque mi país estuviera al otro lado del mundo el iría hasta allá para estar conmigo.

Yo empaqué mi vida de un año en una pequeña maleta y me volví con el corazón en las manos, esperando que las cosas resultaran, esperando los milagros. No sabía que me esperaban varias sorpresas aún...

Le parapluie

Después de todo


Vuelvo a estas letras después de unas semanas de ausencia, porque como decía la última vez quería cambiar mi destino... y si que lo cambié, aunque haya sido sólo un poco y aunque me quede con un sabor agrio en la boca estuve viviendo quizás mis últimas semanas aquí. 
Las últimas semanas porque quizás no quiera volver por un buen rato a la ciudad luz.

Y mi vida sigue siendo un ensayo y un error, una larga serie de caidas y de malas decisiones, pero también de imágenes luminosas y de bonitos encuentros.

Lo que pasa es que muchas veces no sé decir que no, no me escucho lo suficiente, no encuentro las palabras necesarias, a veces me quedo más tiempo de lo suficiente, mientras que otras, pierdo cosas importantes y no abro los ojos a tiempo. A veces tampoco soy capaz de esperar o de esperar-me, tampoco de entablar relaciones en un cierto nivel para que no se desarmen como un castillo de naipes.

Pero esto sucede porque durante todo este tiempo he estado desviando la mirada a lo importante, a mi más grande herida, porque no he sido capaz de dejar que cicatrice como es debido.

Esa es la historia de Grancorazón pero se las contaré otro día, cuando quiera mirar mi herida de frente y enfrentar mis errores...



Aquí les dejo Gepe.