Volver a Chile, aunque haya sido por dos meses, se ha convertido en un terremoto en mi vida. Darme cuenta que vivir con mi madre puede volverse nefasto para nuestra relación sólo me ha hecho comprobar las sabias palabras de Jodorowsky sobre los padres. Ellos son castradores en nuestras vidas. Aunque yo los amo con todo mi corazón y gracias a ellos he logrado lo que soy, cada vez me doy cuenta lo impositivos que son en mi vida y lo bueno y necesario que es liberarse lo más pronto posible de la carga que nos imponen y de las amarras invisibles que construyen a nuestro alrededor.
En el libro que ya les mencionaba antes "La danza de la realidad" Jodorowsky dice: "Comprendí que estábamos marcados por el universo psicomental de los nuestros. Por sus cualidades pero también por sus ideas locas, sus sentimientos negativos, sus deseos inhibidos, sus actos destructivos. El padre y la madre proyectaban sobre el bebé esperando todos sus fantasmas. Querían verlo realizar lo que ellos no pudieron vivir o lograr. Así asumíamos una personalidad que no era la nuestra, sino que provenía de uno o varios miembros de nuestro entorno afectivo. Nacer en una familia era, por decirlo así, estar poseído" (Jodorowsky; 2005, 334).
"Cuando comenzó todo esto? Vi a menudo personas que arrastraban problemas desde la guerra del 14. Un bisabuelo regreso del frente con una enfermedad pulmonar a causa de los gases tóxicos, y eso le provoco un disturbio emocional, una incapacidad de realizarse, una devaluación moral. Y cuando el padre es débil o está ausente, la madre se hace dominante, invasora y ya no es madre. La ausencia del padre provoca la de la madre. Los hijos crecen con sed de caricias que se transforma en cólera reprimida. Cólera que se prolonga a través de varias generaciones. La falta de caricias es el mayor abuso que nos afecta. Toda esa basura, si no se hace consciente, nos afecta... " (Jodorowsky; 2005, 336)