miércoles, 27 de enero de 2010

Haruki y el pasaje



Haruki Murakami se ha transformado en un éxito de ventas, uno de esos escritores que se encuentran en tiendas de revistas o de aeropuertos, de esos libros de bolsillos que te sacan de apuros en un vuelo tedioso o en un viaje de tren agotador. Sin embargo, a mi no me importa que sea un éxito de ventas ni que sea tan popular como Isabel Allende, lo que me importa es lo que me transmite en cada uno de sus libros, a los lugares que me transporta y como me transporta, porque cuando leo Murakami entro en la piel de sus personajes y no salgo de ahí hasta que el libro y la experiencia literaria han terminado. Murakami es de esos autores que se devoran, que se leen con ansias de terminar sus libros, de llegar al final, pero cuando terminas te das cuenta que no disfrutaste suficiente de esas palabras que tenían mucho que decirte.
En uno de sus libros Haruki explica con una belleza oriental, simple pero precisa, el misterio de las relaciones humanas.
Este extracto simplemente me encanta:

"C'est à ce moment-là que j'ai compris que nous étions de merveilleuses compagnes de voyage l'une pour l'autre, mais en fait à la façon de blocs de métal solitaires, qui suivent chacun leur trajectoire. Vu de loin, ça paraît aussi beau qu'une étoile filante ; seulement, dans la réalité, nous ne sommes que des prisonniers, enfermés dans nos habitacles de métal respectifs.."

"Es en este momento, que yo entendí que nosotros éramos maravillosos compañeros de viaje el uno para el otro, pero a la manera de bloques metálicos solitarios que siguen cada uno su propia trayectoria. Visto de lejos, eso parece tan bello como una estrella fugaz; solamente que en la realidad, nosotros no somos más que prisioneros encerrados en nuestras cabinas de metal respectivas"

Esta frase es del libro "Les amants du Spoutnik"

sábado, 9 de enero de 2010

Palabras

Feliz año nuevo a todos !! me he desaparecido por una pequeña temporada por el blog porque he estado viajando y de regreso por un tiempo limitado a mi país. Mientras el sol se pone y los pájaros cantan leo a Jodorowsky. Este creador de la psicomagia, cineasta y tarotista chileno de origen ruso, nos devela con su libro “la danza de la realidad” los paisajes más sabrosos de su vida, y entre sus idas y venidas, me di cuenta que él había descubierto la manera de vivir mejor mediante el lenguaje. Por mi parte, hace un tiempo las palabras se me habían puesto pesadas, entre la distancia y las decisiones que la vida nos exige. Las palabras a veces son mochilas o cruces que se incrustan en nuestras espaldas y a veces no podemos escapar de ellas. Cada vez que alguien me pregunta si me quedaré para SIEMPRE en Francia no entiendo que quiere decir la gente con SIEMPRE, porque nuestra existencia es la tierra es más bien corta, porque para mí SIEMPRE simplemente no existe.
Jodorowsky en su juventud jugaba con el lenguaje:

“Como si fuera la cosa más natural del mundo, trepamos por el tronco y nos sentamos codo a codo sobre una gruesa rama. Allí nos quedamos conversando y discutiendo hasta el alba. Comenzamos por constatar que estábamos de acuerdo que el lenguaje que nos habían ensenado transportaba ideas locas. En lugar de pensar correcto pensábamos torcido. Había que darles su verdadero sentido a los conceptos. Pasamos mucho rato haciéndolo. Recuerdo algunos ejemplos:

En vez de “nunca”: muy pocas veces. En vez de “siempre”: a menudo. “Infinito”: extensión desconocida. “Eternidad”: fin impensable. “Fracasar”: cambiar de actividad. “Me desilusionó”: lo imaginé erróneamente. “Yo sé”: yo creo. “Bello, feo”: me gusta, no me gusta. “Así eres”: así te percibo. “Lo mío”: lo que ahora poseo. “Morir”: cambiar de forma… “ (Jodorowsky: 2005, 133)