Volví a mis tierras y estuve unos meses sin Grancorazón. Tuve que volver a mi escuela, reencontrarme con Punkmuchotiempo lo cual fue una tortura diaria porque además a partir de ese año ibamos a ser compañeros por los cursos que me faltaban.
Mi regreso fue una tortura con todas sus letras, porque no quería estar ahí, me sentía obligada a volver, sentía que tenía que vivir otras cosas, y estar ahí era de una cierta manera retroceder. Me costó mucho readaptarme a mis nuevos compañeros, a mi nueva vida. Ya no tenía mi espacio en ninguna parte, ni en la política universitaria, ni con mis amigos... La bienvenida desagradable comenzó cuando empecé a toparme con cada una de las conquistas de Punkmuchotiempo, conquistas que sabían quien era yo y el espacio que ocupaba en su vida.
Finalmente Grancorazón llegó a mi ciudad, pero tampoco las cosas fueron fáciles. Vivíamos bajo el mismo techo y las convivencia no era evidente. A Grancorazón le costó mucho hacerse un espacio ahí, encontrarse un buen trabajo y tener su propia vida. Todas esas cosas fueron minando nuestra relación, pero a pesar de eso no nos dimos por vencidos. El volvió a Francia a terminar su carrera, yo lo fui a ver de vuelta. El volvió de nuevo, hicimos muchos viajes, recorrimos Sudamérica, recorrimos muchas ciudades europeas, fuimos a miles de conciertos, leímos muchos libros, fuimos a muchas exposiciones, aprendimos muchísimas cosas juntos.
Creo que hicimos tantas cosas juntos que ya no sé que podría hacer de diferente con otra persona nueva. Pero con Grancorazón el amor se fue agotando. Vivíamos juntos, pero estábamos solos el uno con el otro. En un momento dado, sentí que mi vida se había detenido, que se me acababa el aire, que necesitaba vivir otra vida, que me estaba pudriendo. No sé como pasó todo esto, nunca lo entendí muy bien. Al mismo tiempo, Grancorazón me quería como quizás nadie me querrá nunca, me quería hasta el cansancio, hacía todo por mí, hasta lo que no le había pedido.
A veces pensaba que necesitábamos vivir cada uno por su lado, pero al mismo tiempo lo necesitaba como a mi propia vida. Para mí Grancorazón lo representaba todo o casi todo, quizás ese fue el problema de todo. Que empezó a ser todas las personas en una. Grancorazón tenía todo lo que yo no había tenido, una familia feliz unida y cercana. Por eso, su familia se volvió también mi familia. En esa simbiosis empezamos a olvidarnos, a olvidar donde se acababan los límites de nuestras vidas.
Y en un momento tenía que ocurrir, teníamos que recuperar nuestras vidas y volvernos independientes, porque yo estaba demasiado llena de sueños y Grancorazón tenía los pies demasiado puestos en la tierra. Lamentablemente en el momento que me di cuenta de todo eso fue demasiado tarde para salir ilesos y el terremoto venía en camino... nadie hizo nada para detenerlo.
Y tal vez Regina Spektor explica nuestra historia,
el problema de las historias que parecen perfectas...