domingo, 20 de junio de 2010

Después de todo


Vuelvo a estas letras después de unas semanas de ausencia, porque como decía la última vez quería cambiar mi destino... y si que lo cambié, aunque haya sido sólo un poco y aunque me quede con un sabor agrio en la boca estuve viviendo quizás mis últimas semanas aquí. 
Las últimas semanas porque quizás no quiera volver por un buen rato a la ciudad luz.

Y mi vida sigue siendo un ensayo y un error, una larga serie de caidas y de malas decisiones, pero también de imágenes luminosas y de bonitos encuentros.

Lo que pasa es que muchas veces no sé decir que no, no me escucho lo suficiente, no encuentro las palabras necesarias, a veces me quedo más tiempo de lo suficiente, mientras que otras, pierdo cosas importantes y no abro los ojos a tiempo. A veces tampoco soy capaz de esperar o de esperar-me, tampoco de entablar relaciones en un cierto nivel para que no se desarmen como un castillo de naipes.

Pero esto sucede porque durante todo este tiempo he estado desviando la mirada a lo importante, a mi más grande herida, porque no he sido capaz de dejar que cicatrice como es debido.

Esa es la historia de Grancorazón pero se las contaré otro día, cuando quiera mirar mi herida de frente y enfrentar mis errores...



Aquí les dejo Gepe.

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