domingo, 20 de junio de 2010

La historia de Grancorazón

Bueno, finalmente me lanzo a escribir esta historia que hace mucho que tenía pendiente. A ver si luego de contarla puedo dar vuelta la página porque estaba transformando en un muro infranqueable que aunque tratara de evitar pasando por el lado haciéndome la idiota, la historia seguirá ahí y no se irá nunca porque es parte de mi vida. Además es muy grande para cerrar los ojos y mientras más lo niege más grande va a transformarse.

La historia de Grancorazón comenzó en un año convulsionado por manifestaciones estudiantiles, los periodistas llamaban a estas manifestaciones el nuevo mayo francés. Yo estaba de intercambio en París y junto a mis amigos no dejamos pasar la oportunidad de protestar en las calles parisinas y de paso participar en los debates de nuestra Universidad. Un día los estudiantes más extremistas decidieron ocupar la escuela durante una noche de manera simbólica, para demostrar que esta escuela tradicionalmente de derecha y de la élite francesa, sí estaba apoyando al resto del movimiento y a las universidades que llevaban meses paradas.

Esa noche de ocupación nocturna junto a Oliver y Xavi nos fuimos a dormir a la universidad, esa noche también conocí a Grancorazón. De inmediato supe que sería alguien especial, quizás porque teníamos muchas cosas en común, quizás porque era la persona que había querido conocer hace mucho tiempo, no lo sé, no podría decirlo.

Grancorazón había vivido en mi ciudad justo un año antes, amaba mi cultura, y a pesar de que era francés hablaba perfecto español. Grancorazón era muy alto, guapo, miraba a los ojos y me hacía sentir como si nadie más existiera en el mundo, además era todo lo contrario al francés  demasiado formal que abundaba en mi escuela... le gustaba tocar bongó, amaba el The Clinic (períodico chileno), le gustaba Inti Illimani, Brassens y Bob Dylan, amaba las montañas y por sobre todo la Cordillera de los Andes, le gustaba mucho escalar, cocinar, leer libros de historia y todos los diarios que pasaran por sus manos.

Las cosas entre nosotros se dieron fácilmente porque teníamos muchos amigos en común, de hecho todas sus amigas estaban enamoradas de mis amigos latinos o españoles mientras que a los franceses que adoraban latinoamérica les gustaba yo... Poco después de mi cumpleaños empezamos a salir y rápidamente supimos que esto iba a ser importante, iba a ser MUY importante.

Con rapidez su casa se transformó en mi casa y viceversa. Mis colocs (roomates) se transformaron en sus colocs y Grancorazón pasó a ocupar un inmenso espacio en mi vida.
Los meses pasaron y el año académico se acababa, yo había planeado un viaje a España para visitar a mis amigos que no vería hasta próximo aviso y luego tenía que volver a mi país, para terminar lo que alguna vez había empezado.

Si alguna vez viví una historia de amor en mi vida, esa fue con Grancorazón en París... porque para él la distancia nunca fue un problema y nunca se cuestionó si debía o no partir para volver a verme. Para él siempre fue evidente que teníamos que estar juntos y aunque mi país estuviera al otro lado del mundo el iría hasta allá para estar conmigo.

Yo empaqué mi vida de un año en una pequeña maleta y me volví con el corazón en las manos, esperando que las cosas resultaran, esperando los milagros. No sabía que me esperaban varias sorpresas aún...

Le parapluie

2 comentarios:

  1. Bienvenido sean los cambios favorables, es bueno siempre estar del mismo lado del corazon. Un abrazo y es bueno volver a leerte !!!

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  2. Me quedé perdida mucho tiempo en mi burbuja. En ese corazón tuyo habita una herida pero también una historia bellísima (y la belleza duele). No sé porqué pienso que al final los errores no son errores, pero sí son pequeños hilos que se sostienen con el tiempo o no se sostienen, creo que siempre es válida la búsqueda de la felicidad y siento que tu búsqueda es también muy hermosa (y sí es difícil y duele). Mientras tengas tan lindas historias en tu corazón creo que vas por buen camino, aunque dudes, vas bien.

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